jueves, 10 de junio de 2010

Tenía un pánico terrible a volar por lo que me buscaba todo tipo de artimañas para eludir los vuelos. Me unía una gran amistad con el Jefe del escuadrón con el que de vez en cuando iba a pescar y ya le había expresado mis inquietudes; me apartó de las tripulaciones de vuelo asignándome un nuevo destino bastante agradable y en tierra firme. Fui nombrado Mayordomo-Gobernador y Relaciones Públicas del Escuadrón. Mi misión consistía en la administración, mantenimiento, buena marcha de todo el edificio y bienestar del personal: el bar, los guateques, cócteles, recibimiento de autoridades y visitas VIP.

Lo primero que hice fue adecentar, limpiar y decorar todas las dependencias con cuadros y dibujos míos que doné, pusimos fotos enmarcadas de los archivos, metopas y todo tipo de objetos decorativos alegóricos a la Aviación y militares que encontré en el almacén; con la ayuda de ocho soldados que estaban a mi cargo, todos ellos con su destino específico pero al estar a mis órdenes los organicé de tal manera que al principio no les gustó nada porque anteriormente estaban acostumbrados a hacer el vago: un chofer, el encargado del almacén, dos buscadores, tres de las oficinas y el chico del bar.
Careciendo de personal para la limpieza el edificio estaba casi siempre en muy malas condiciones y bastante sucio, un par de veces a la semana pasaba una señora que no le daba tiempo a mantenerlo todo limpio, además de que los hombres somos bastante sucios y abandonados, de modo que a cada uno le hice responsable de una misión dentro de su misma dependencia y alguna más que les asigné para que lo mantuvieran en perfecto estado de revista.
La misión del chofer era trasladar al Jefe de su casa a la Base y algún viaje extraordinario de corto recorrido, el resto del tiempo se lo pasaba durmiendo en una butaca del bar; a éste le hice responsable de la limpieza de la sala de Autoridades, del pasillo y del hall; los encargados del almacén eran responsables del perfecto estado del mismo, pasillo y hall de pistas; los buscadores eran los encargados de la limpieza de la sala de reuniones, de los aseos y WC ; los oficinistas se encargaban de sus respectivas dependencias y a la hora de más bullicio se turnaban en ayudar al chico del bar como camareros.
De esta forma estaban ocupados y dejaron de hacer el vago pues anteriormente pasaban mucho tiempo con los brazos cruzados, y no hay nada peor que tener a la gente inactiva y sin aprovechar el tiempo, que para mí era precioso y necesario para mantener el escuadrón en perfectas condiciones.

Nombré a un Sargento encargado del bar, se empezaron a servir todo tipo de tapas, aperitivos, platos combinados, bebidas y tabaco que se traía de Canarias dejando unos beneficios sustanciosos para poder eliminar el déficit anterior acumulado de casi doscientas mil pesetas, nunca sin aumentar los precios que no me estaba permitido obtener un beneficio superior al 10% . Claro está que al haber mejores servicios la gente se gastaba más dinero y naturalmente que a más entradas mejores beneficios.

Cuando acabó mi mandato por el pase a la reserva se efectuó un recuento: entre material, maquinaria nueva, existencias en el almacén y efectivo en caja, resultó un superávit de casi dos millones de pesetas. Aparte de que de vez en cuando se organizaban tiempos de barra libre, comilonas gratis y torradas en la barbacoa con los excedentes y ganancias obtenidas.
Cierto es que con el tabaco se obtenían muy buenos beneficios pues era el único producto en el que no se respetaba el 10%, ya que se vendía más barato que en el estanco y se compraba a menos de la mitad, esto fue lo que especialmente hizo que se obtuvieran ganancias sustanciosas pero al fin todos disfrutaban de ellas.

En una de las barbacoas conocí a un viejo veterano Coronel íntimo a migo del que entonces estaba de Vicepresidente del Gobierno, Tte. General D. Manuel Gutierrez Mellado, al saber que yo viví en Sóller mucho tiempo me rogó le hiciera de anfitrión-guía para conocer todo el valle de los naranjos, con mucho gusto realicé mi encargo quedando muy satisfecho por ello e invitándonos a toda la comitiva a comer en el restaurante Altamar, hicimos un recorrido desde la plaza, al museo, Biniaraitx, Fornalutx, Mirador de las barcas donde tomamos un fresco zumo de naranja, visitamos la tafona de un amigo donde el payés le entrego a su señora un precioso ramo de mezcla con naranjas y limones, a la entrada del restaurante fue recibido por una niña vestida con el típico traje de payesa entregándole una cesta de cítricos típicos del valle, después comimos y antes de irse visitaron mi estudio.


De izq a derecha partiendo desde el Sr. Tte. General que es el más mayor del cabello blanco: su nuera, jefe de la base naval de Sóller, esposa del tte general, yo, esposa de mi amigo el coronel, Un guarda espaladas, su hijo y por ultimo, la esposa del Jefe de la Base Naval.


A la entrada del restaurante una niña vestida de payesa le entrega una cesta de cítricos

No hay comentarios:

Publicar un comentario